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La presidenta del XXIII Encuentro Anual de ACDE y el presidente de esa entidad dicenque el espíritu emprendedor será lo que sacará al país adelante, que hay que recuperarla confianza para lograr la reconstrucción económica y social y que deben buscarse soluciones creativas para enfrentar el deterioro que se producirá por efecto del coronavirus

Carlos Manzoni

El mensaje del papa Francisco llegó justo en el momento en que comenzaba esta entrevista con Silvia Torres Carbonell, presidenta del XXIII Encuentro Anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), y Gonzalo Tanoira, presidente de ACDE. A través del escrito, impartió su bendición y exhortó, entre otras cosas, a que la actividad empresarial sea más que nunca un ejercicio de la misericordia y trabaje con honestidad por el bien común, como agente de reconstrucción del tejido social. Justamente, el lema del encuentro de este año será «Emprender: cocrear para reconstruir». Y Torres Carbonell y Tanoira alientan con una frase a revalorizar el rol del empresario: «Las sociedades que avanzan son las que ven al empresario como héroe, no como villano».

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orres Carbonell y Tanoira consideraron que será el espíritu emprendedor el que sacará el país adelante y que más que un gran acuerdo social, sería bueno pactar que se va a volver a cumplir con lo que dice la Constitución Nacional. También señalaron que en algún momento habrá que dejar ir a trabajar a la gente que no es la de mayor riesgo frente al coronavirus, porque de lo contrario el daño económico será irrecuperable, y que llegó la hora de buscar soluciones creativas para salir de esta crisis.

El XXIII Encuentro Anual de ACDE, que se realizará de modo virtual el próximo martes, de 9 a 13.30, tendrá cinco paneles: «Miradas sabias en tiempos de Covid», en el que disertarán Andrés Velasco, decano de la Escuela de Políticas Públicas de la London School of Economics, y Pilar Rahola, periodista, escritora e intelectual española; «Bajo la lente del periodismo», en el que hablarán José Del Rio (la nacion), Gustavo González (Perfil), Daniel Hadad (Infobae) y Ricardo Kirschbaum (Clarín); «El rol del empresariado en la crisis»; «La nueva realidad de la Argentina», donde participarán el economista Luis Secco y el empresario Fernando Oris de Roa, y «La actitud emprendedora de cara al futuro». Para el cierre, al que está invitado el Presidente, Alberto Fernández, confirmó su presencia Héctor Daer, titular de la CGT.

-¿Cuál será el foco de este encuentro anual de ACDE?

Silvia Torres Carbonell (TC): – Cuando nació la idea, el año pasado, pensamos en la impronta de la actitud emprendedora, con el sentido bíblico de la cocreación. Desde el principio, el ser humano ha buscado siempre algo más bueno y más útil. En ese sentido, el rol del emprendedor que se transforma en empresario y el del empresario que nunca debe dejar de ser emprendedor, deben contener la idea de la cocreación, porque la esencia de la empresa es crear valor y servicios para la sociedad. Uno de los objetivos claves del evento fue, desde el inicio, señalar el rol clave del emprendedor y el empresario como células vitales de la sociedad. Además, queremos que la sociedad y los gobernantes cuiden, contengan y alienten a estos empresarios y emprendedores, que serán fundamentales en el proceso de reconstrucción que el país va a necesitar.

-¿Qué perciben de parte del Gobierno en ese sentido?

Gonzalo Tanoira (GT): – Creemos que es muy importante que esto no quede como una iniciativa privada, sino que también debe ser del sector público. Acá nadie se salva solo. Así como necesitamos un sector público que sepa organizarnos y un sector sindical que agrupe a los trabajadores, también necesitamos un sector empresario sólido que pueda ayudar al desarrollo. Esa es la única forma de salir adelante.

-¿Cómo piensan el país de la pospandemia y qué medidas creen que se podrían tomar para enfrentar las consecuencias de esta crisis sanitaria y económica?

GT:- Creo que distintos países han tenido que enfrentar crisis terminales. Nosotros todavía no. Pienso en las grandes guerras mundiales, en la bomba de Hiroshima. Son crisis que no dejan lugar a soluciones improvisadas; por eso, cuando las sociedades se enfrentan a estos momentos límites nace la fuerza y la innovación. Creo que la Argentina ahora se va a enfrentar a una situación así y está en nosotros dejar de buscar soluciones fáciles, para ir por soluciones de largo plazo. Hay un set de decisiones que hicieron que el mundo progresara y nosotros debemos entender cuáles son y adoptarlas. Todos hemos tenido equivocaciones, pero es el momento de decir basta y arrancar en serio hacia el progreso y el cambio cultural.

-¿Cuáles son esas decisiones que permitieron el progreso en el mundo?

TC: – Está estudiado que las sociedades que avanzaron valoran al empresario como un héroe y no lo ven como un villano. Por supuesto que no es cualquier empresario, sino el honesto, socialmente y ambientalmente responsable. Las sociedades que avanzan son las que creen en la libertad de las personas y lo que hacen es no cambiar las reglas de juego. Con esas reglas, después cada uno arriesga y tiene igualdad de oportunidades. Otra de las cosas que habría que hacer es reconstruir la confianza y las sociedades más desarrolladas son aquellas en la que sus miembros se tienen confianza. Lamentablemente, en nuestro país eso se ha reducido mucho. Pero es a partir de ahí que el diálogo es posible.

GT: -Lo primero es apostar al espíritu emprendedor, porque eso es lo que en el mundo ha logrado avances en la ciencia, la tecnología, la calidad de vida y el empleo. No hablo solo del espíritu emprendedor de los empresarios, sino también del de los trabajadores y los políticos. Hablo de las ganas de progresar como sociedad. El Estado tiene que encontrar los mecanismos para alentar ese espíritu emprendedor.

-¿Cómo viven desde ACDE el cierre de miles de comercios? ¿Cómo se ayuda y contiene a toda esa gente que se queda sin empresa y sin trabajo?

GT: – Hay una preocupación enorme sobre cuánto va a durar la cuarentena y cuál va a ser el impacto real. Tenemos la curva de los casos de contagio, pero no tenemos la curva de las personas que se están quedando sin empleo. Creo que tenemos que encontrar los protocolos para poder salir a trabajar, sobre todo en los casos de edades donde el virus no es tan letal. No podemos seguir parados indefinidamente. Hay un momento en el que, si la vacuna no llega, tenemos que salir a trabajar, por más que suba la curva de contagiados. Pero la responsabilidad final sigue siendo del Gobierno.

TC: -Desde ACDE estamos viendo cómo sostener el empleo, porque por cada empresa que cierra hay personas que se quedan sin trabajo, hay ciudadanos que se quedan sin bienes y servicios y hay impuestos que no se pagan. Cada empresa que se cierra debería ser tomada como una tragedia, así se pueden encontrar mecanismos de solución. Estamos tratando de poner emprendedores unos junto a otros para que entrecrucen recursos, y si en una empresa sobran recursos, tratar de que sean usados en otra. Hay que buscar soluciones creativas y no solo descansar en que el Estado paga los sueldos, porque eso tiene un límite. Es un trabajo común entre empresarios, sindicatos y Estado.

-Siempre se menciona como punto de partida para el desarrollo de un país un gran acuerdo social, ¿por qué nunca se puede lograr eso en la Argentina?

GT: -Yo creo que eso tiene que ver con que los pactos son muy lindos cuando se diseñan, pero después hay que ir a convencer a empresas e inversores de que crean en estos pactos y en el país. A mí lo que me desvela es que cada empresa que se funde es una empresa que tiene que empezar de cero otra vez. Cuando como país no se pueden respetar las reglas, cualquier pacto deja de ser viable. Si el país cambia todo el tiempo las regulaciones más básicas, ¿cómo vamos a hacer cumplir un pacto y pedirle a los empresarios que lo respeten? Porque el principal actor que no lo respeta es el país.

TC: – Yo no creo mucho en esos pactos, que al final son un poco vacíos. Habría que volver a pactar que vamos a respetar todos la Constitución Nacional, que es el modelo en el mundo. Con valores básicos que son la libertad, la apertura, la igualdad de oportunidades, el respeto por la ley, por la vida y por la propiedad privada. Si tuviera la varita mágica diría: votemos quiénes pactan volver a respetar la Constitución. Iría a lo básico y no hay que pensar mucho, porque es lo que pasa en los países que avanzan.

-Se estima que la caída económica de la Argentina será terrible y más grave que la de otros países ¿Cómo lo ven ustedes?

GT: -Parecería que esta vez sí vamos a tocar fondo, porque otras veces no lo hemos hecho; siempre tuvimos crisis pero no caímos a lo más hondo. Tengo la esperanza de que ahí el espíritu humano va a prevalecer y vamos tomar las decisiones que nos puedan sacar a flote, juntando a la dirigencia, la política, la empresarial y sindical, al periodismo. Mucha gente va a sufrir, pero lo vamos a superar.

TC: – Soy optimista, pero también soy realista con ilusión. Una de las cosas de esta situación límite a la que vamos a llegar, para mí, es que se va a dar un cambio siempre y cuando pensemos soluciones nuevas a problemas viejos. Tenemos que tomar soluciones creativas. Dada la situación de crisis, debemos recuperar la confianza e inventar lo nuevo que nos sacará adelante.

-Hay quienes opinan que la Argentina no tiene solución y que la única respuesta a eso es irse del país ¿Comparten esa conclusión?

GT: -No comparto esa visión y no me mudaría jamás. Creo que parte del gran potencial argentino es el culpable de que no nos hayamos podido desarrollar, por eso que se ha llamado la maldición de los recursos naturales. Eso hizo que nunca tuviéramos que enfrentar una situación límite, pero ahora sí la enfrentaremos. Creo que si reconocemos eso, si cambiamos el método que nos trajo hasta acá y si les sacamos la mochila a los empresarios, tendremos una oportunidad. Porque si seguimos cargando con piedras la mochila de los empresarios, ellos se irán afuera, no invertirán en el país y no habrá desarrollo posible, porque el Estado por sí solo no puede. Repito: este país solo va a salir adelante de la mano del espíritu emprendedor.

TC: -Tampoco pienso que el país esté perdido; no me iría ni alentaría a los jóvenes a que lo hagan. En la Argentina hay un gran reservorio de capital humano, intelectual y social. Lo que hay que hacer es sacarle a eso el pie de encima y dejar que libremente funcione y crezca. Creo mucho en los jóvenes que están comprometidos y en la inteligencia colectiva. El país es mucho más que sus recursos naturales.